Buaj, Volver Al Colegio

Me compadezco de todos los escolares. Esta época de regresar a clases después de las deliciosas vacaciones de verano, es llanamente triste. Los anuncios en la televisión se adelantan, van amenazando con las ofertas de útiles, de uniformes, de implementos para el retorno al colegio.

Empezado Marzo, yo ya empezaba a decaerme, a marchitarme. De saber que iba a volver a ese régimen cautivo y cuadriculado, a levantarme en la “madrugada”, a seguir reglas majaderas, a deglutir clases insoportables, a soportar la convivencia con compañeros acomplejados, energúmenos y niños atascados, empezaba a dolerme el estómago y a sentirme desgraciado. El reencontrarme con amigos gratos y entrañables no era suficiente, el estrenar todo nuevo, menos. Para mí empezaba la pesadilla de nueve meses. Vestirme de plomo, ponerme en formación, estar en silencio cuando me daba la gana de hablar, las clases de educación física (como ya lo conté en otro momento), los números, las tareas, fueron para mí, tormentos mortíferos..

Los viernes por la tarde, se me encendía el alma de saber que descansaría de la opresión por dos días. “Thank God it’s friday”. Dormía toda la mañana, dibujaba a mis anchas, hablaba hasta más no poder, salía con mis papás, disfrutaba de mi casa. Envidiaba a mi perra Lassie, quien comía cuando quería y no iba al colegio. Pero el domingo por la noche aparecía el fantasma y se alojaba en mis vísceras. Era un desconsuelo indescriptible, el día siguiente volvía a mi inexorable realidad de escolar. Qué poco había durado la tregua. Había que volver a lo mismo.

Doce años. Una eternidad. Más de 3000 días de pena privativa de la libertad. Cuando egresé yo no lo extrañé ni un solo minuto. Es más, cuando paso por donde se situaba en su primer momento (ahora hay toda una manzana de edificios de lujo), mis neuronas tienen inscrita alguna conección imborrable con la ubicación geográfica porque inmediatamente empiezo con una sudoración extraña. En otro momento contaré de lo feliz y realizado que fue mi época universitaria. Pero sí, digo que Marzo y los Domingos por la noche, fueron en aquella época escolar, días de funeral. Me hermano solidariamente con todos los escolares que están regresando a clases y que como yo aborrecen el régimen susodicho, con ese sufrimiento inevitable, dicen que útil para la instrucción y socialización, dicen que memorable e imperecedero. Yo por mi parte prefiero envejecer, llegar a la decrepitud antes de ser adolescente y tener que volver al colegio. También me merece, un Buaj

Buaj, volver al colegio, Vicho

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