Envía cartas anónimas de denuncia por aburrimiento juvenil dirigida a autoridades de centros educativos, o a tus propios compañeros. Pega comunicados de clausura, de hipoteca o, incluso, de subasta, en las puertas de ingreso o impide que sean abiertas colocando un candado de llaves extraviadas. Durante evaluaciones presenta exámenes vacíos, o responde con preguntas, pero difunde trucos sencillos y eficaces para plajear colocados debajo de carpetas y en las puertas de los siempre confidenciales servicios higiénicos. Demuestra tus dotes teatrales para conmover al auxiliar y simula estar enfermo para que te permitan salir de la escuela, o en casa, para que no te despegues de la cama. Seduce al resto de estudiantes para que dejen de serlo, alardeando de lo maravilloso que es disfrutar del tiempo sin horarios, condiciones, prohibiciones ni profesores tan estresados como quienes tienen que sufrir sus tareas. Demuestra la inutilidad de las clases e incluso la del inoportuno recreo y de otras tantas obligaciones y asfixiantes técnicas de motivación.

Liberarte de la escuela no te libera de la vida fuera de la escuela, que es aún peor. Puedes liberarte del aburrimiento y empezar a tomar la rienda de tu vida, pero nunca dejes de ser pretensioso, inconforme y provocativo. Ello será lo que te motivará a continuar sonriendo con todos los demás piratas de la tribu, incluso sin que los conozcas, dentro o fuera de las paredes de las instituciones de sufrimiento.

No hay comentarios: